Llegar de visita a una casa y encontrarse con un jardín desalineado, con
basura, con puertas y ventanas desvencijadas, causa una mala impresión y
hace pensar que quienes viven en ella no se caracterizan por la higiene
ni por el cuidado ni se interesan por darles una amable bienvenida a
los posibles huéspedes.
Los accesos a una ciudad o a una
provincia son esenciales para la comunicación. Estos deberían
encontrarse siempre en un estado óptimo, no solo por una cuestión de
seguridad vial, sino también por el aspecto visual. Una aeroestación es
vital para cualquier ciudad por su importancia comercial y turística.
El
ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, anunció el
viernes que se invertirán $600 millones en la mejora de la pista y las
operaciones del aeropuerto Benjamín Matienzo. Los trabajos que se
iniciarán en un mes y deberán estar concluidas en diciembre, permitirán
que naves con capacidad de cargar hasta 100 toneladas puedan operar
desde la provincia y aumentar el volumen de frutas frescas de
exportación. “Vamos a renovar la terminal de pasajeros para que el
aeropuerto de Tucumán esté dentro de los más modernos del país. También
permitirá incrementar las exportaciones de arándanos, que además
generará más trabajo”, sostuvo el funcionario.
El ministro de
Desarrollo Productivo, Juan Luis Fernández, dijo que se realizará una
extensión de 87 metros lineales de la plataforma, hacia el norte, lo
cual permitirá alcanzar 12.400 metros cuadrados en total; se ha previsto
también una extensión con orientación hacia el este. La nueva
plataforma podrá ser transitada por aviones cargueros de gran porte,
como los Boeing 777 o 747, que soportan cargas de hasta 100 toneladas.
El
8 de julio de 1994, el aeropuerto Teniente Benjamín Matienzo recibió
formalmente la autorización para operar como internacional. Ese día se
realizó un acto en el que participó el entonces presidente Carlos Saúl
Menem que había venido a nuestra ciudad para presidir la celebración del
Día de la Independencia.
A las 9.25 del 26 de julio de 1994,
llegó a la estación de Cebil Pozo un avión de la empresa rusa Aeroflot
que provenía de Estocolmo (Suecia). Había hecho escala en Irlanda y en
Estados Unidos, donde embarcaron 132 tucumanos que habían ido a
presenciar el Mundial de Fútbol. La nave que voló desde allí a Tucumán,
inauguró así los vuelos internacionales.
El 1 de diciembre de
1998, la aeroestación pasó a manos de Aeropuertos 2000, consorcio de
capitales argentinos y extranjeros. Sin embargo, nunca llegó a alcanzar
la jerarquía que debería tener. Problemas con la autobomba, con las
mangas, con la quema de cañaverales que lo rodean y que en ocasiones
entorpecieron el aterrizaje o el despegue de los aviones, fueron una
constante.
La falta de comodidades para quienes esperan embarcar o
aguardan a algún viajero, fue motivo de reclamos. En abril pasado, uno
de los monitores que había quedado de costado, de manera que revisar los
horarios de partidas de los aviones se transformó en una molestia para
la gente.
Sería auspicioso que esta promesa de inversión se
hiciera realidad, así como la realización de las obras anunciadas en el
tiempo estipulado y que no se incurriera en prórrogas interminables. Han
transcurrido casi 22 años desde que llegara el avión de Aeroflot, ya es
hora de que el aeropuerto Benjamín Matienzo se gradúe finalmente de
internacional.
La Gaceta
CRUZEX 2024. PARAGUAY. parte 6
-
la fuerza aerea de Paraguay participo del CRUZEX 2024 con aviones Embraer
EMB 312 Tucano y CASA 212.
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