sábado, 18 de septiembre de 2010

En 2002 una alumna de la UNT proyectó un aeropuerto internacional de gran envergadura

Emociones: eso se vive en los aeropuertos. Reencuentros y despedidas, abrazos, afectos; esperanzas de viajes, imaginarios, nervios, apuros de tiempos, excesos de peso, estrés por retrasos, reniegos por precios más caros o por demora en los vuelos. La vorágine es del pasajero y de la gente que trabaja en estos edificios.
En un aeropuerto conviven a diario actividades y funciones diversas que no deben verse interferidas o afectadas entre sí. Por ello, es importante optimizar su funcionamiento.
Si consideráramos a un aeropuerto como un complejo sistema conformado por numerosos subsistemas, interrelacionados entre sí, sería importante organizar los flujos circulatorios de un modo claro, en un esquema que diferencie áreas, zonas y circuitos (entendiendo por circuitos los recorridos que hacen pasajeros que arriban, aquellos que embarcan, los no pasajeros, los equipajes, etcétera).

En el aire y la tierra
Desde el punto de vista de las operaciones aeroportuarias se pueden distinguir dos partes: "lado aire" y "lado tierra". En el "lado aire" las operaciones se aplican sobre los aviones y todo opera en función de lo que ello necesita. Está integrado por el área de maniobras (pistas y calles de rodaje) y las plataformas de terminal.
En cambio, en el "lado tierra" los servicios giran alrededor de los pasajeros y sus necesidades. Posiblemente, lo que a primera vista nos llama la atención cuando ingresamos a estos edificios sean sus espacios amplios, la estructura y las luces. Por ejemplo, la terminal T4 del aeropuerto de Madrid, Barajas, diseñada por el arquitecto Richard Rogers es maravillosa. Claro, que se trata del cuarto aeropuerto de Europa por número de pasajeros y décimo del mundo. También el nuestro, el de Ezeiza Con la intervención del estudio M-SG-SSS (Manteola, Sánchez Gómez, Solsona, Santos , Sallaberry) ha cualificado su espacio, su arquitectura.
También nosotros, en Tucumán, a menor escala, podríamos re cualificar el aeropuerto según la demanda de pasajeros y las necesidades actuales para ser polo regional del NO A y estar mejor conectados con el mundo.


El diseño que imita a un ave con las alas abiertas fue inspirado en el vuelo de los pájaros.

Grandes áreas
Cuando se trata de diseñar un aeropuerto hay que tener en cuenta que la configuración de una terminal está condicionada por el volumen de pasajeros, la demanda y la escala del aeropuerto, según la ciudad y su ubicación. No obstante, en general, todas las terminales aeroportuarias internacionales constan de las siguientes zonas: un hall de arribos y de partidas; sistemas de seguridad (luego del atentado del 11 de septiembre se han extremado las precauciones y los controles); filtros de control de pasaporte; aduana; salas de pre-embarque; zonas de seguridad de control de policía aeronáutica; áreas administrativas de oficinas; servicio contra incendios; servicio de rampa (para trasladar valijas en un vehículo desde y hasta las cintas transportadoras); servicio operativo; grupos separados de sanitarios; actividades internas en zonas restringidas; mostradores de las aerolíneas para atención al público; zonas de ocio con locales comerciales, restaurantes, bares, salones, etcétera. A estas grandes áreas se pueden sumar otros espacios que alberguen diversas actividades no vinculadas con los vuelos, por ejemplo, salas de conferencias, espacios para exposiciones de arte, entre muchos otros.
Cuando se trata de proyectar un aeropuerto se trata, entonces, de crear edificios que concilien el "caos aparente" que deriva inevitablemente de cientos de personas que generan flujos diversos, que tienen distintos rumbos; rumbos en cambio constante y con un orden "subyacente" impuesto por las exigentes medidas de seguridad y por la imperante necesidad de claridad en la circulación.

En 2002 una alumna de la UNT proyectó un aeropuerto internacional
de gran envergadura



El corredor es uno de los puntos atractivos porque plantea un frente vidriado que mira a la pista.

Florencia Wagner es egresada de la Universidad Nacional de Tucumán. Durante el último año de su carrera, en el año 2002, presentó como proyecto final en el taller de Leonardo Combes el diseño de un aero¬puerto internacional en Tucumán que recibió la máxima calificación. Su tra¬bajo fue elogiado por profesionales tucumanos y de otras provincias; no sólo por su aspecto funcional sino también creativo al conceptualizar como estructura un enorme pájaro de metal y vidrio. Wagner actualmente trabaja para un prestigioso estudio de arquitectura en Buenos Aires.

El Periódico

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