Cuando el avión publicitario ingresó dentro de las 10 millas controladas, comenzó a llamar a la torre de control de Tucumán, tanto el torrero como el piloto del Metro 23 lo escuchaban perfectamente, pero no podían hacer que responda, ya que PA-22 tenía el volumen bajado, y se había olvidado de subirlo.
Cuando se dió cuenta de su error, ya se encontraba a 10 millas del Aeroclub, por lo que tuvo que pedir mil disculpas a un torrero que ya estaba enojado. Y su enojo tenía un motivo, ya que no sabía a que altura segura podría mantener el Metro 23 para que no tenga conflicto con el tránsito.
Finalmente el torrero le indicó al piloto del avión publicitario que se quede atento en el aeroclub, porque personal del aeropuerto lo iba a llamar.
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Es un error que uno puede cometer, ya que las radios lamentablemente brindan esa posibilidad de bajar totalmente el volumen. Pero por otro lado, el piloto seguramente pensaba que la frecuencia de Tucumán tenía problemas, ya que hoy justamente se detectaron problemas de interferencia en la frecuencia principal, por lo que tuvieron que usar la frecuencia secundaria en algunos vuelos del mediodía.
Este es uno de los tantos motivos por el cual se debe colocar un radar en Tucumán. Con un radar esto nunca podría suceder, ya que no se depende enteramente de la radio, como sucede en la actualidad, ya que si por algún motivo la comunicación no se establece entre un avión y la torre de control, ese espacio aéreo se considera peligroso en las proximidades de un aeródromo. Por eso hace falta un radar ante el creciente tráfico y geografía de Tucumán.
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SANT info:
Ayer aterrizó un vuelo charte de Austral, y se piensa que fue por una gran demanda de pasajeros para el día domingo.
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